1.
Leo en el suplemento El Cultural una nota respecto al trabajo arquitectónico de Santiago Cirugeda, que va a estar presente en Disonancias junto con la empresa Lanik de Guipuzcoa desarollando un proyecto sobre arquitectura transformable .
El texto lo firma Antón García-Abril y su último párrafo me ha llamado tanto al atención que lo copio ahora mismo en mi cuaderno:
“(…) Porque el sistema es tan poderoso que seguro que le llama para incorporarlo a su beneficio, tentándolo con actuaciones más normalizadas, incorporándolo a su provecho. No quisiera verte, Santiago, inmunizado por los poderes, dado que tu fuerza está en la condición de parásito, capaz de encender alarmas sociales y políticas que seguro tratarán de inmunizarse ante la feliz agresión que provocas. No sé si eres un héroe o un villano, pero sigue así”.
Imagino que durante algún momento del proceso de creación del documental viajaré a Sevilla para conocer a Cirugeda y a la gente de su estudio Recetas Urbanas (en los encuentros de la escuela de ingenieros de Bilbao pude ya charlar con Alejandro Bonasso, arquitecto uruguayo que forma parte de su equipo).
Quizá sea entonces cuando pueda preguntar a Santiago sobre todo esto de incorporarse o no y sobre su peculiar variación Bartleby que deja a un lado el “preferiría no hacerlo” para sustituirlo por un mucho más vital “hagámoslo hasta que nos digan que está prohibido hacerlo”.
2.
Aquí, la nota al completo:
Santiago Cirugeda, arquitectura antisistema.
19 de diciembre de 2007
25 marzo 2008
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- La cuestión de “El Sistema”, del dentro-fuera, de quien instrumentaliza a quien, quien contagia y quien inmuniza, el colaboracionismo, la resistencia o la confrontación… Quizá es la eterna pregunta (¿sin respuesta?) de quien quiere comprometerse con su tiempo, un tiempo posmoderno donde las cosas ya no están tan claras y donde es difícil no ser relativista.
Porque ¿Acaso no somos tod*s “El Sistema”? La verdad es que casi siempre resulta más cómodo situarse emocionalmente “fuera” y así no tener que asumir nuestra parte de “culpa”. Pero esa sólo es una postura autocomplaciente carente del heroísmo moderno de Bartleby (porque actuar hoy como Bartleby comporta demasiadas renuncias y un pensamiento radical que conozco muy pocas personas capaces de sostener de un modo consciente).
Hay que actuar (de)constructivamente o extinguirse. Ser responsables y consecuentes con nosotr*s mism*s. Ser crític*s y por tanto autocrític*s (repito: tod*s somos “El Sistema”).
En septiembre publique un artículo en la revista If de Infonomía que reflexionaba sobre estas cuestiones, centrándose en la responsabilidad del artista. Se titulaba “¿Pueden (deben) l*s artistas contribuir a reinventar el capitalismo?”. Os paso el link por si os interesa:
http://www.infonomia.com/if/articulo.php?id=132&if=55
Ricardo AMASTÉ 3 de January de 2008 a las 17:01
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